¡Hola! Soy Fede
Dedico gran parte de mi tiempo a la consulta tanto presencial como online, aunque el camino no ha sido directo y en línea recta hasta llegar aquí.
Estudié el Grado de Farmacia con sensación de incertidumbre y lo terminé con la misma sensación. Se suponía que ya era farmacéutico, podía estudiar un máster, empezar a trabajar en una farmacia, dedicarme a la industria. Aparentemente las opciones eran variadas y no pocas, y ninguna de ellas me convencía, por lo que decidí empezar el Grado en Nutrición Humana y Dietética. Desde temprano me interesó la biología. Más tarde ese interés se extendió a la fisiología, la nutrición, el ejercicio físico y finalmente a todo lo relativo a la salud. Así, al finalizar Farmacia en 2018 ya contaba con el aprendizaje que me proporcionó la carrera, además de lo que fui adquiriendo de forma autodidacta.
Decidí terminar el Grado de Nutrición Humana y Dietética rápido y aprovechar los dos años que pensaba dedicar a conseguir el título para seguir aprendiendo todo lo posible. El primer año me matriculé en un curso de Nutrición Deportiva Avanzada y en otro de Entrenamiento y Rehabilitación de Lesiones, ya empezada a ampliar las fronteras de mi aprendizaje en la dirección que yo quería. Fue una buena decisión, por lo que el segundo y último año del grado en nutrición me matriculé en un Máster en Nutrición Clínica y Endocrinología. Durante esos dos años probé trabajos temporales como farmacéutico en varias farmacias, lo que me sirvió para aclarar las pocas dudas que me quedaban sobre a qué quería dedicarme profesionalmente.
Finalmente, en 2020 completé mi formación universitaria y empecé a dedicarme de pleno a esto.
¿A qué me dedico?
Como te comenté antes, gran parte de mi trabajo lo hago en consulta tanto presencial como online, donde me dedico a ayudar a personas a conseguir sus objetivos desde el aprendizaje y el autocuidado.
Mientras estuve tras el mostrador de la farmacia me encontré con situaciones que me ayudaron a decidirme por esto de la consulta. Venían muchas personas con diferentes problemas buscando soluciones, mientras desde el otro lado del mostrador yo sentía una mezcla de ilusión y frustración.
Ilusión porque conocía posibles soluciones para muchos de esos problemas. Frustración porque la solución no se vendía en la farmacia. Recuerdo una vez que un hombre vino preguntando por “algo para las llagas de la boca”, la vocecita de la frustración gritaba en mi cabeza que lo que le pudiese dar de la farmacia iba a servirle de poco, mientras que la de la ilusión decía otra cosa.
Terminé ofreciéndole mi consejo más sincero: “lo que te puedo dar puede ayudarte ligeramente en la cicatrización, pero normalmente esas llagas se deben a estrés”.